Las redes sociales llevan muchos años transformando la forma en que nos comunicamos y relacionamos, llegando a ser una parte muy importante de nuestra vida cotidiana. Interaccionamos en ellas para compartir pensamientos e intereses, y centralizamos una parte importante de la comunicación que realizamos con familiares y amigos. Sin embargo, detrás de estas plataformas existen grandes empresas tecnológicas cuyo negocio basado en publicidad y venta de datos de usuarios es muy lucrativo.

Con el objetivo de que sus usuarios pasen cada vez más tiempo en sus plataformas y, por consiguiente, sean más propensos a ver publicidad y a consumir productos anunciados, se valen de diferentes técnicas capaces de enganchar al usuario e impedir que abandone el uso de su red social.

Quizá una de las técnicas más conocidas es la creación de una llamada «burbuja de filtro«, por la que se muestran contenidos que refuerzan las opiniones y creencias del usuario, en lugar de mostrar una perspectiva más amplia. Esto, además de resultar atractivo al usuario, puede favorecer la polarización de la sociedad e impactar negativamente en el debate público.

Otra estrategia utilizada para enganchar a los usuarios consiste en la utilización de recompensas inmediatas como «likes» o notificaciones en las publicaciones que ofrecen una satisfacción al usuarios a través del feedback recibido, alimentando la necesidad de volver a consultar constantemente dicha red social. Este tipo de mecanismos son los que pueden generar problemas de adicción.

Por último, hay que tener en cuenta que, además de las técnicas señaladas anteriormente, los algoritmos utilizados por las empresas tecnológicas que gestionan estas redes sociales tratan de mostrar contidos adecuados a los intereses del perfil del usuario en un proceso que se va retroalimentando, analizando la actividad del usuario y ofreciendo siempre contenidos de interés de acuerdo con esa actividad.

Para poder  hacer frente a esas técnicas que utilizan las empresas tecnológicas es necesario ser conscientes de cómo funcionan y el impacto que pueden ocasionar en la vida diaria del usuario. Es interesante tener en cuenta las siguientes medidas para su control:

      1. Hay que ser crítico con la información que se consume en redes sociales. Analizar la fuente de la información, verificar su veracidad o consultar otras fuentes alternativas, y hacerlo siempre antes de compartir.
      2. Poner límite al tiempo que se utilizan las redes sociales. Para ello existen aplicaciones que pueden ayudar a controlar el tiempo de uso para generar menos dependencia. Esto es muy importante para combatir la dependencia y la adicción de la hiperconexión.
      3. Es imprescindible utilizar las opciones de privacidad y de seguridad para configurar un perfil seguro que solo comparta la información que estimemos necesaria a los usuarios que queramos. Existe la opción de utilizar también aplicaciones que protegen la información personal y el rastreo de nuestro uso en redes sociales.
      4. Se debe fomentar el uso responsable, evitar compartir información falsa o no contrastada, ser respetuosos al compartir información y fomentar un uso adecuado y medido.
      5. Buscar plataformas alternativas que ofrezcan mayores opciones de seguridad y privacidad.
  1. Aunque ya han pasado muchos años desde la creación y la generalización de su uso, es necesario ser conscientes de cómo han ido evolucioando estas plataformas, de las estrategias que utilizan para buscar una rentabilidad económica en el uso diario que hacemos en ellas y de cómo esas estrategias pueden afectar a nuestro comportamiento y a nuestra percepción de la realidad. Para asegurar una interacción sana y satisfacctoria es imprescindible tomar medidas para proteger nuestra privacidad y la seguridad de nuestrso datos, además de tratar de contrarrestar esas técnicas mediante un uso responsable y equilibrado.
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