Tenemos que vivir con la pérdida y
quizá jugar
con una mala
mano…
CHARLES BUKOWSKI

De la idea
poblada por los hombres,
de aquellas vigas
que olvidan el acero,
nacen e inventan tempestades
los corazones rotos
que vuelven del infierno.

Seducen con sus lenguas
muertas, y las madres
los miran en sus brazos.
Bajo el agua sanada de la lluvia
cayendo sobre amargas olas
encendidas en la orilla.

Ahora es el momento.

Se escucha el rugir
del otro lado, el clamor
de un latido que miente
en su agonía por la gloria.
Es domingo porque la mañana
se estremece inútilmente.

El mar está despavorido.
De rodillas golpea el catatumbo
que alumbra el abrazo
mientras las palabras
se
suicidan,
se
lanzan
                                     por
                           la
           borda
se golpean la frente en su caída y se ahogan.

Mientras las estrellas
reciben el impacto de sus nombres
la tierra se moja y revela
la curvatura de su miedo.

Las voces se rompen
en cientos de ecos
y las palabras
aprenden a escribirse a sí mismas.

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